lunes, 24 de septiembre de 2018

BMW S1000RR 2015



Esta reseña es posible por circunstancias desafortunadas para mi amigo, quien tuvo que dejar su moto en Guadalajara. Luego le era imposible ir a recogerla por más de una semana más. Aun así me sorprendió su pregunta, si le haría el favor de ir por ella. 

Cómo he dicho anteriormente, muy rara vez pregunto un amigo si me deja probar su moto. Sé que cada biker ama su nave y no quiere que nadie la toque. Preguntar un amigo si me deja manejar su moto es ponerlo en aprietos. Por un lado no quiere que nadie más que él toca su moto y por otro lado no quiere arriesgar la amistad. Es por esto que evito poner amigos en aprietos y no pregunto si me dejan manejar su moto, a menos que haya confianza de sobra y aun así aseguro que entiendo si me dan la negativa. Tómalo como primer consejo de hoy. No te gusta que toquen tu moto. ¿Verdad? Entonces, aguántate las ganas de pedir la moto a tu amigo. Por lo menos piénsalo muy bien. ¿Cuánto la cuida? ¿Cuánto esfuerzo le costó adquirirla? ¿Cuánto la disfruta? ¿De veras quieres meter a tu amigo en el aprieto de escoger entre su moto y la amistad contigo? Sólo piénsalo.

He sido muy afortunado en el sentido que muchos me han ofrecido manejar sus motos, probarlas para luego decirles cómo la siento. Los que me conocen saben cómo adoro a casi todo lo que tiene 2 ruedas y un motor. También saben cómo cuido mis motos. Algunos piensan que exagero, pero a) me gusta y b) es por mi seguridad asegurarme que la maquina anda bien. Por último trato motos ajenas, de hecho cualquier cosa prestada, aun mejor como si fuera mía. No hago con moto ajena lo que no haría con la mía. No la revoluciono sin que el motor esté calentado, por ejemplo. No me subo y le doy duro sin primero acostumbrarme a ella, sentirla, conectarme. Y una vez conectado dejo más margen hacía los límites que con mi propia moto. No la inclino al máximo, dejo más espacio hacía otros vehículos... En fin, tengo más cuidado. Para mí es un honor que alguien me brinde la confianza de entregarme la llave de lo que probablemente es lo más valioso para él. Por su puesto que tengo la responsabilidad de asegurarme que la devuelvo en igual estado y si por desgracia algo sucede, tendré que responder por cualquier daño. 

Regresando al honor que me brinde mí amigo en preguntarme si traigo su moto de Guadalajara (a Puerto Vallarta). Ya te imaginas el brinco de alegría que dio mi corazón biker. Pero luego, luego entra mi cerebro. Si una probadita cercana, una vuelta por aquí con moto prestada conlleva una responsabilidad grande. Ahora recorrer 340km, es algo de considerar seriamente. Le expresé tanto mi gratitud como mis preocupaciones. Al final de cuentas ganó mi sentido aventurero y ver que mi amigo de veras quisiera tener su moto en casa ya. Y esto también entiendo muy bien. Estar separado de tu moto no es nada chido. Así que accedí.

Preparé mi mochila y mi atuendo la tarde del día anterior. Conforme pasaba el tiempo, más nervios me entraban. El peso de la responsabilidad incrementó cada hora sobre mis hombros. Todo lo que pudiera salir mal me pasaba constantemente por la cabeza. Me acosté temprano, porque mi día empezará a las 3:00 de la mañana para desayunar, arreglarme e ir a tomar el autobús. Sin embargo, no fue fácil conciliar el sueño. Por más que necesitaba descansar, me traicionaba mi mente con las preocupaciones. Bueno, como biker estamos acostumbrado enfrentar nuestros miedos y no podía echarme para atrás y decepcionar a mi amigo. 

Llegué a la agencia antes de las 10:00 de la mañana. El clima era perfecto. Estuve esperando que terminaran de lavar la moto. Cuando ya llegó, la revisé brevemente, echando vistazos a la tensión y el estado de la cadena, el grosor de las balatas y asegurándome que no tiraba ningún líquido, que gracias al piso blanco era muy sencillo. Después de una breve charla con el jefe del taller me cambié, poniéndome mi traje de piel con protector de espalda debajo, botas, guantes y casco. Mi principal preocupación era salir directamente al denso tráfico sin tener oportunidad de acostumbrarme a la moto. No he manejado una moto deportiva desde tiempo y esperaba necesitar un momento en acostumbrarme nuevamente a la posición deportiva.

La grata sorpresa era que desde un inicio, sentado en la S1000RR, me sentí en casa. Abro el switch de encendido y dejo que la moto termina el chequeo de sus sistemas, el cual se aprecia en el tablero. Al presionar el botón de arranque cobra vida el motor de 999cc. El rugido emitido por el escape original del modelo no es nada despreciable. Es cómo que si la maquina te hace saber de la potencia que se encuentra entre tus piernas y al mando de tu mano derecha. Es el último aviso de mantenerle respeto antes de partir. 

Me incorporo al denso tráfico de los 2 carriles laterales, colocándome lo más pronto posible en el lado izquierdo para tomar el retorno que está a unos cuantos cientos de metros del distribuidor. Me doy cuenta de lo bien posicionado que están los retrovisores. Contrario a muchos espejos de motos deportivas, los de la S1000RR te muestran perfectamente lo que sucede detrás de ti y no ves solamente tus codos. Mientras retorno y sigo por el periférico hacía la salida de Zapopan, trato de mantener la temperatura a la vista. Desafortunadamente se muestra justo en el máximo borde superior del tablero, donde la sombra y parte del mismo borde la tapan parcialmente. Sin embargo, hay que recordar que estoy encima de una maquina con DNA de carreras de competencia. La posición de manejo que llevo en ciudad, sentado más recto, por lo menos lo que permite la ergonomía con los semimanillares bajos y posapies altos, no es para lo que fue concebida. En carretera, donde me acuesto encima del tanque, queda la temperatura y el resto del tablero perfectamente bien a la vista.

Esta moto en especial, la de mi amigo, tiene posapies de accesorios que permiten cierto rango de ajuste de posición de acuerdo al gusto y físico del piloto. La ergonomía de la S1000RR en sí no es la más extrema en el segmento de las súper deportivas. Me sentí bastante cómodo. El asiento es suficientemente amplio, es firme pero no el más duro. 

La moto ofrece 4 diferentes modos de manejo: rain (lluvia), sport (deportivo), race (carrera) y slick. En modo lluvia corta la potencia a "solo" 187 caballos, baja el torque, entra el ABS más temprano y suaviza la aceleración. Mi amigo la tiene en modo de carrera y así la dejé simplemente para disfrutar todo el poderío que ofrece la moto. 

El freno delantero sentí bastante agresivo al principio. Me daba la impresión que me tiraría sobre la frente si freno demás. Cosa que no sucede por el ABS. Frenando un par de veces y probando un poco me di cuenta que es bastante dosificable. Para mi gusto, Kawasaki siempre ha tenido uno de los mejores frenos con recorridos cortos en la palanca, dosificables pero con buena mordida de discos si se requiere. Ahora tengo que decir que Kawasaki bajó al segundo lugar. Me gusta más el freno de la BMW, hablando de la S1000RR. El freno trasero es bastante esponjoso, lo cual debe ser extremadamente útil en circuito. Mucho recorrido en el pedal que permite utilizarlo muy bien, considerando que el pie es mucho menos sensible que la mano. 

La suspensión electrónica es una maravilla. La moto se ajusta al suelo que pisa. ¿Qué más puede pedir uno? Simplemente funciona. A altas velocidades es firme y en pavimento castigado ablanda. Obviamente no ablanda como una doble propósito. Estamos ante una súper deportiva con recorrido limitado de suspensión. 

Para un uso más cotidiano en la vida real y fuera de los circuitos, la moto ofrece puños calefactables y hasta un control de crucero. Último puede ser útil para controlarse uno mismo en carretera abierta para no exagerar con la velocidad. Hablando de velocidades, la S1000RR se deja manejar muy dócil en ciudad. La respuesta del acelerador, que es de hecho un ride by wire, es muy utilizable, muy suave. La moto se deja llevar en cualquier marcha muy mansa, civilizada. No hace brincos al acelerar desde abajo. En tráfico denso muestra su cara suave. La otra cara viene, cuando llegues a la autopista.    

No sé qué pensaron estos ingenieros Alemanes. Debe haber sido algo como: “199 caballos de fuerza y 204 kg en orden de marcha no es lo suficientemente descabellado. ¿Cómo lo pudiéramos hacerlo más loco? ¡Ya sé! Agrégale un quickshifter.” Bingo. Ahora sí es una locura.

La S1000RR es ridículamente rápida. No, en serio. Deja deletrearlo: R I D I C U L A M E N T E rápida. Así de mayúscula. Nunca ha sido tan divertido salir de caseta. Estoy pagando. Ya sabes que en moto es un rollo. Me ahorro quitar el guante por usar una cangurera con billetes sueltos de diferente denominación. Aun así atoro el coche detrás más que si fuera otro coche. Pues, necesito ambas manos y pies para controlar la moto. Mano derecha frena en caseta. Mano izquierda aprieta el embrague hasta que mi pie izquierdo encuentra neutral, mientras mi pie derecho nos mantiene vertical. Pago. Recibo cambio y boleto, los cuales guardo en la cangurera antes de cerrarla. Mano izquierda mete embrague. Pie izquierdo mete primera. Mano derecha cierra la visera del casco antes de agarrar el acelerador. Ahora viene sacar el embrague, mientras acelero y subo el pie derecho al posapie. Supongo que lo último que ve el coche atrás es como subo el pie, porque después de parpadear, ya no estoy. O sea, ya dejé libre este espacio y estoy desaparecido como por arte de magia. 

Lo que pasó en este parpadeo del conductor del coche es que abrí acelerador a fondo y antes del corte de encendido meto sin aflojar segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta marcha. El quickshifter se encarga de cortar el encendido en el momento justo por unas décimas segundos, lo que permite engranar la siguiente marcha en un momento libre de carga. Lo que el coche vio fue: ahora estoy y ahora desaparecí. Lo que yo veo es: ahora hay un coche atrás, ahora ya ni coche ni caseta atrás, pero ya tengo otra caseta adelante.

Es surreal. Es increíble. No es sano. Ah, pero qué divertido es. Manejar esta moto está a unos pasos de ser teletransportado. Aun no dejo de sonreír.

De hecho, no es un simple quickshifter sino un asistente de cambios que también te permite bajar marchas sin usar el embrague. Lo probé una vez. Cierro el acelerador y piso la palanca de cambio. Sí entro, pero honestamente no me gustó cómo se sintió. No era tan blando como subir marchas y no lo volví hacer, porque no es mi moto. No digo que se escucharon los engranes y la caja estuvo al punto de morir. Nada de esto. Simplemente no era igual de blando que subir marchas y para mi gusto era más rudo de lo esperado. Además no iba en competencia y no hubo necesidad de desacelerar lo más rápido posible. 

Una moto deportiva, especialmente una que se deja llevar tan fácil como la S1000RR, siempre incita a ir rápido. Es difícil no ir recio todo el tiempo. Fue construida para la velocidad y funciona a la perfección para ir rápido. Sí, también funciona perfectamente bien lenta en tráfico, cómo dije más arriba. Pero es tan fácil y emocionante llevarla más rápida, que siempre terminas llegando más pronto de lo que pensaste. Allí hay que recordar lo que dijo el tío Ben al hombre araña Peter Parker: ¡Con gran poder viene gran responsabilidad! Por más que uno se emociona, no hay que desconectar la cabeza. Esto tuve muy claro al entrar en las rectas de Las Varas. 4 carriles amplios con laterales aparentan condiciones para ir recio. Sin embargo, ya es un área poblado y se cruzan vehículos del carril contrario para entrar a calles y caminos a su izquierda. Estos vehículos, aunque te vean, no esperan que vengas arriba de 200km/h, por ejemplo. Allí sí tiene sentido el límite de velocidad y hay que ir a velocidad moderada. 

Claro que supere los límites de velocidad establecidos en autopista y por mucho. No seré hipócrita. Siempre he dicho que la velocidad en sí no es necesariamente peligrosa. Hay que saber dónde y cómo. Viajé a velocidades entre 215 y 255km/h en autopista, siempre y cuando las circunstancias lo permitían. Ante curva o colina hay que bajar y pensar en que podrías llegar al fin de una fila de tráfico parado. En cuando aparece en el horizonte un solo vehículo en cualquiera de los 2 carriles en mi dirección, bajo la velocidad hasta entre 150 a 180km/h. Este vehículo que viaja alrededor de 100-120km/h en primer lugar se puede sacar el susto de su vida si le paso a 250. Un volantazo y dejo una tragedia atrás. Igualmente, ¿quién me asegura que este vehículo no se cambia de carril justo cuando llego a su altura? Distraído por picar el radio o el celular, mueve el volante sin darse cuenta en el momento y cambia de carril sin querer. O le sale una llanta. He visto tantas camionetas con flechas salidas en carretera que me quedó claro que pocos como yo se aseguran del buen funcionamiento y mantenimiento de sus vehículos. Espero que captes la idea. Emocionado sí, pero nunca con la cabeza apagada.

Llegando al tramo de curvas, con la primera probadita en Plan de Barrancas, pero realmente bajando de Compostela, la moto se muestra muy ágil. El cambio de dirección es fácil y preciso. La moto se acuesta como si nada. La ligereza de la moto es genial. Una vez acostada sigue fielmente la trayectoria de la curva que pintábamos anticipadamente en nuestra mente. Combinaciones de curvas no son ningún reto, al contrario, son una delicia. Todas las ayudas electrónicas como control de tracción y el ride by wire te aseguran una entrega lineal, sin brincos, sin titubeos. Agarras muy rápido un ritmo relajante para curvear. Pienso que la llanta trasera en 180 de ancho ayuda. La competencia usa mucho 190 o hasta 200 para sus modelos de esta cilindrada. BMW opta por una 180 como si fuera una 600. Creo que eligieron muy bien. 

Al fin, ¿qué puedo decir sobre la S1000RR? Para mí es un modelo bastante maduro en el sentido de que no hay deficiencia importante que pude detectar. Es un paquete muy completo con enfoque a lo deportivo, pero con toques útiles para la vida cotidiana. Sin duda es una de las mejores motos deportivas hoy en día, considerando que hablo como persona promedia mortal que no busca décimos segundos por vuelta. No me cansé en los 340km recorridos, ni me dolió nada el día siguiente. Claro, una vez entrando a Puerto Vallarta con sus 234,867 semáforos mal sincronizados y a unos 38°C con traje de piel, espaldera y mochila, me sentí incómodo y me estaba deshidratando rápidamente. Pero esto con cualquier moto deportiva será un vía crucis. Algunos me preguntaron si cambiaré mi R1200GS ahora por una S1000RR. Mi respuesta es: no. Mi R1200GS es ideal para el uso que le doy. Puede con casi todos los caminos con o sin pavimento, tiene suficiente espacio de carga y me permite llevar mi pareja. Cualquier deportiva es chida hasta que necesitas viajar con pareja y/o equipaje. Pero si buscaría una súper deportiva, por ejemplo cómo tercer moto, la S1000RR estaría en el primer lugar de mis consideraciones. Me encantó. Me divertí. Sigo sonriendo al recordar. 

Saludos en V




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