sábado, 15 de febrero de 2020

Yamaha R6 del 2005


Agarré esta moto en un cambio de una moto enduro. No sabía si venderla o quedármela. Tiene obviamente sus detalles y conociéndome, si me la quedo, voy a meter dinero y tiempo que tal vez no debería. Bueno, para decidirlo, hay que probarla primero. Realmente, antes de esto, la puse al corriente, porque debía 3 años de refrendo y con tanto operativo actualmente, mejor la puse al corriente antes de cualquier cosa.

Viendo las balatas delanteras muy acabadas, ayer las cambié junto con el líquido de freno. He visto líquido de freno sucio, pero nunca algo así con partículas de sabe qué. Bueno, el freno delantéro quedó bien. Al trasero tengo que cambiar el líquido nada más, pero esto lo hago después. 

Las pocas veces que la usé, siempre arrancaba al botonazo. Los ventiladores del radiador se prenden con un interruptor manualmente, el típico "arreglo" local si se descompone el interruptor térmico. Mientras funciona, puede esperar. Así que, a probar.

El motor va bastante bien, jala fuerte como cualquier 600 con sus 123 caballos. A mi me fascina el hecho que este motor de 4 cilindros en línea es tan fuerte, aunque es como medio motor de mi R1200GS, donde cada uno de los dos cilindros es de 600cc. 

Es el primer año de la R6 que salió con la horquilla invertida. Mientras iba en mi carretera de prueba favorita, de Vallarta al Tuito, me sorprendió qué bien anda la suspensión en general. He tenido ZX6R de 2003, 2007 y 2009 y la suspensión de esta R6 me gusta mucho. No hay golpes secos pasando ligeros baches o desperfecciones en el pavimento. Hasta en el empedrado no se siente del todo mal. Algunas ZX6R sonaban de varias partes, sea el carenado, balatas o baleros de dirección, nunca pude encontrar la causa. Esta R6 me parece más noble o menos manoseada de suspensión. Amortigua donde debe, no saca resinas de las muelas y en curva se mantiene estable sin el peligroso efecto del "tank slapper" o "shimming" que ocurre en el modelo siguiente a partir del 2006, un modelo que en mi opinión es sumamente peligroso sin damper (amortiguador de dirección). Así que me agrada la suspensión.

Agarrando más confianza de regreso, la moto me recordó de que en aquellos años aun no había el embrague antirebote. La primera vez me sacó una sonrisa en el casco. Llego a curva algo rápido, freno un poco duro (¿ya mencioné que el freno delantero quedó de poca madre?), bajo marcha y al soltar el embrague se bloquea un momento mi rueda trasera, resultando en un pequeño baile del colín justo antes de meterme en curva. Pensé: nena, no es el momento de bailar. La neta, lo disfruté y me paso en una que otra ocasión más. 
No digo que la tecnología es mala. Los avances son impresionantes. Pero de vez en cuando leo las especificaciones de motos hoy en día y pienso: vaya, ya se necesita alguién de sistemas para arreglar estas motos. Esta R6 es del 2005. ¡O sea, es una Quinceañera! Me regresa a un manejo más puro donde cuento los cambios en mi mente, ya que no los muestra en el tablero, y me recuerda un colín bailando que tengo que sincronizar las revoluciones del motor con las de la rueda trasera al bajar marcha. La moto pide más al piloto. Las motos hoy en día trabajan más para el piloto y hacen el manejo más seguro, eliminando mucho margen de error humano. Pero...¿no se te hace que quedan más desabridas? 

El peso es una chulada. Comparado con una R1200GS, la 600 usas como juguete. También comparado con la hermana mayor la R1, la R6 perdona más y puedes divertirte bastante. 

Bueno, de regreso me paré en el mirador en Boca de Tomatlán para tomar unas fotos. Era como regresar en el tiempo para mi. Por cierto, a pesar de su año, salió bien fotogénica. ¿A poco no? Terminando mi pequeña sesión de fotos, a montar de nuevo. Me pongo los guantes, me subo, oprimo el botón de arranque y ... clic. Se apaga el tablero y se vuelve prender. ¿Neta? ¿Pila vacía? Como cualquier necio repito lo mismo 2 -3 veces, esperando otro resultado. Obvio que no. 

Bendito sea el peso de una ligera 600. Como si nada la empujo hacía la carretera. La apunto hacia la bajada rumbo a La Boca, me subo, meto segunda, abro switch, aprieto el embrague y empujo con los pies para empezar a rodar. Teniendo un poco de velocidad, rodando en bajada, me levanto del asiento y justo al sacar el embrague dejo caerme al asiento para meter más peso a la rueda trasera y la moto prende al primer intento. Me sentí todo un piloto. 

Ahora sin escala, y sobre todo sin apagar la moto, derechito a casa. Noto que en las paradas en semáforos se me prende el check engine, el cual se apaga andando. Esto se repite hasta llegar a casa. Apago la moto, abro el switch y me muestra el tablero el código 46. Vaya, qué piropo de la moto. Me dice Valentino Rossi. Na, nena, tan rápido no paseabamos. ¿A poco si? 

Como no le creí el piropo, mi amigo Google me aclaró que el 46 significa que hay un problema del sistema de carga. Ahora hay que revisar desde conexión tierra, conexiones de arnés hasta estator. Ni pex. 

Presiento, que esta R6 llegó a quedarse un rato. Es casi una deportiva vintage hoy en día. Con un poco de amor y dedicación va a mejorar. La moto tiene potencial de volver a nacer. Y por el bajo valor real no me pesaría meterla a pista más adelante. Si nos caemos, no saldrá caro. Es una ventaja de la Quinceañera. Chale, le estoy agarrando cariño. ¿Por qué soy tan fácil? 

La lección de hoy es simple: hay motos para cualquier presupuesto. Una moto no deja de divertirte por hacerse vieja. Lo único que importa es el tamaño de tu sonrisa dentro del casco.

Saludos en V




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