domingo, 28 de mayo de 2017

2013 Suzuki GSX1300R Hayabusa





Afortunadamente tengo un amigo que tiene sus prioridades un tanto al revés. Al parecer su gusto por leer mis brotes mentales supera el gusto por su moto. No encuentro otra explicación para que me pida de favor probar su moto para escribir una reseña. Según él tengo gracia para escribir. Está bien si esta es tu opinión. Pero tu moto es tu moto. Claro que no dije nada. Tampoco me hago del rogar. Mi cerebro procesa cierta información muy simplificada. Moto + manejar = SI J Así que cuando me llegó en la mañana su mensaje para ofrecerme su moto mientras él trabajaba, mi cerebro ordenó mis dedos de escribir un SI. Soy débil, ya se.

Comparada con la Suzuki Hayabusa del 2002 que probé anteriormente, estoy ante la segunda generación de Hayabusa que salió a partir del 2008. El carenado cambia ligeramente, integrando ahora los direccionales, pero manteniendo su capacidad de cortar el viento como ningún otro carenado. El tablero cambia y estéticamente me encanta este look de cockpit de avión. El peso subió a 266kg en orden de marcha, pero también subió de 175 caballos de fuerza a 195. Ahora viene limitada igual que todas las motos deportivas para quedar debajo de los 300km/h. Ambos modelos, realmente todas las Hayabusas desde su nacimiento en 1999 hasta hoy en día, impresionan a primera vista. Cada vez que estoy ante uno de estos peso completo, me siento un poco intimidado. No, no le tengo miedo. Solo la respeto cómo se lo merece. Pero vamos, es hora de subir.


Cómo es mandatorio de la marca Suzuki, al presionar el botón de arranque, hay que apretar el embrague aunque este en neutral. Obviamente, al abrir el switch de encendido, la moto pasa por el proceso del auto chequeo, lo que se puede escuchar y apreciar en el tablero. El motor de ahora 1,340cc cobra vida al instante. Los escapes originales, muy vistosos y según una entrevista con los ingenieros japoneses responsables le dan un equilibrio óptico a la moto, desafortunadamente no le pagan tributo a semejante máquina. Acelerarla en parado me da una imagen de alguien rudo por fuera pero tierno por dentro.  Pero vamos.

La primera marcha entra suave igual que las demás que siguen. El embrague hidráulico sigue siendo una maravilla. La ergonomía es cómoda para mis 182 a 185cm según peinado. Mis casi 100kg de puros músculos, cerebro y testículos ni le hacen cosquillas a la bestia. Perdón, ¿dije bestia? La GSX1300R es conocida por su suave accionamiento de acelerador. No me malinterpretes, no digo que no corre. Solo no es tan rabiosa como una R1 o una ZX10R. La entrega es muy controlable. De que empuja, empuja. Son 1,340cc y se siente una fuerza tremenda en cualquier marcha y revolución al girar la muñeca derecha. Se siente más bien como una bestia madura. El peso le queda muy bien, planta la moto en el camino con una estabilidad que no encuentres en una súper deportiva. Recordamos que la Hayabusa es una deportiva turística.

En la primera recta despejada verifiqué rápidamente el tablero mientras seguí acelerando y sorpresa: ¿Qué onda? ¿Por qué no corre?  A penas llevaba 120-130 en el tablero. ¿Es en serio? Hasta que me di cuenta que los números grandes son millas y los chiquitos km/h. Ya iba a 200km/h. Aquí tengo que admitir que el velocímetro análogo con cierto aspecto retro comparado con los digitales de hoy en día en la mayoría de motos y especialmente con tanto numerío en millas y km/h no es nada funcional. Estoy encima de una de las motos de serie más rápidas del mundo y me es imposible verificar mi velocidad en un instante, lo que es sumamente necesario a altas velocidades. No puedo estar volando bajo en modo ciego por kilómetros mientras estudio el velocímetro para saber a cuantos km/h voy. Tal vez es una excelente excusa ante un tránsito, aunque…honestamente está cabrón que me alcance para pararme. Es por eso que digo que no es muy funcional. Sin embargo, sé que con el tiempo uno se acostumbra y uno ya sabe cómo y dónde van los números. Al vistazo ves la posición de la aguja y tu cerebro recuerda qué numero esta en esta dirección. Solo que eso necesita tiempo, más de lo que tengo para divertirme con esta moto carismática.

El aviso para el cambio de marcha está aún en 6,000 revoluciones. Por mi gusto lo programaría a unos 1,000 revoluciones antes del corte de encendido donde tiene más sentido para mí. Si voy rápido con el acelerador abierto completamente y subo marchas cerca del corte de encendido para aprovechar cada uno de los hermosos 195 caballos, necesito el aviso justo en este punto, no 5,000 revoluciones antes. Si mi coordinación entre pie izquierdo y mano izquierda fuera tan lenta, que necesito tanto aviso, no debería estar encima de esta moto. Pero así soy yo, es mi preferencia y no es mi moto. Así que manejé prácticamente todo el tiempo con los flashazos del aviso en el tablero.  

Modo A y B no toqué. Son prácticos, especialmente bajo lluvia para amansar la bestia madura aún más. Si mal no estoy, en modo A solo cambia el mapeo y la entrega es todavía más suave. En modo B se va gran parte de los caballos a sus establos. Eso está muy bien bajo lluvia o con cualquier superficie comprometida. No importa el modo que eliges antes de despegar, al momento de apagarla se regresa al modo estándar. La dejé en estándar, porque así de intenso que suelo ser de vez en cuando, así quiero sentir todo el poderío de una moto. Te trato con respeto, pero dame lo que tienes cuando te lo pido. Así de simple.

En otra recta metí sexta con apenas unos 80 km/h a unos 4,500 revoluciones. Luego abrí el acelerador todo para ver la recuperación que tiene. Sin titubear nada, empezó a empujar. Las agujas de revoluciones y velocidad subieron muy constantes y con mucha determinación mientras el horizonte vino más y más rápido hacía mí. También puedes manejar la moto en sexta en modo de crucero sin problemas a velocidades legales. Ya que quieres despegar de verdad, baja 2 marchas, agárrate bien y abre el acelerador. Aleluya, bendito sean los ingenieros japoneses por esta obra de arte tan llena de emociones.

Ahora sabemos que la moto despega como si nada pudiera pararla. Desafortunadamente, sigue siendo el caso. La Hayabusa ha tenido desde un inicio como punto débil su frenada. Tuve mucha esperanza que eso cambio justo en este modelo del 2013 donde le dotaron cálipers de Brembo y un ABS. Vaya, el ABS no acorta la frenada, solo lo menciono para mostrar la evolución de la moto. Sin embargo, mi acostumbrada frenada con 2 dedos no me resultó como quisiera. Tampoco frenando con 4 dedos cambia mucho. Ya sé que van a decir que este peso no es fácil de frenar. De todos modos, hoy en día, no es aceptable para mí. Curiosamente, la bomba de freno es marca Nissin. Tal vez sería muy otra cosa con una bomba de la marca Brembo con un diámetro incrementado. Probablemente sueno algo presumido. ¿Cómo me pongo a criticar lo que ingenieros con muchos estudios y años de experiencia en desarrollo de motos han elaborado? Lo único que me pudiera convencer que por el peso no se puede mejorar la frenada, es compararla con una ZX14R, la Kawasaki que juega en la misma categoría. Conociendo los excelentes frenos de sus ZX6R y ZX10R estoy seguro que la ZX14R frena mejor que la Hayabusa. Ok, eso creo, porque no me ha tocado probar una ZX14R (aún).


Entrando a tramos revirados se hacen notar el tamaño y el peso. Cuesta un buen impulso para meterla en curva, especialmente en curvas cerradas. Una vez acostada, la moto va como en rieles. Igual que en recta, queda muy plantada. Considerando que no es mi moto y no la pongo en riesgo, la acosté hasta 1-1.5cm del borde de la llanta trasera. Nada mal para un primer contacto de un apasionado mortal normal que queda muy lejos de un piloto profesional.

La suspensión es muy noble. En mi opinión es el equilibrio perfecto para las carreteras a mis alrededores. Simplemente se siente correcta. Ni siquiera me cruzaría por la mente probar otros ajustes. Absorbe imperfecciones del asfalto sin dejar de retroalimentarme. Da mucha confianza.

Finalizando, ¿qué puedo decir? La Hayabusa y tu servidor llevamos años entre odio y amor. Por muchos años hubo momentos cuando la he mirado y pensado: está fea. Luego la miro y pienso: está hermosa. Así me la llevé por años, pensando que es fea y luego que no y luego que si… Afortunadamente no habla para decirnos qué piensa de mí. Los últimos años me ha quedado del lado hermoso. Hay que entender que este carenado es nacido en el túnel de viento. Form follows function, como dice el Gringo. La forma sigue la función o en otras palabras, primero está la función. La resistencia del viento aumenta al cuadrado en relación a la velocidad. Es por eso que se necesitaba desarrollar un carenado que corta el viento de manera perfecta para superar los 300km/h, lo que era la meta por superar en aquellos años cuando nació. Por más potencia que genera una moto, si no corta el aire, no alcanza esta velocidad. Hasta este color blanco es de mi preferencia. Aunque el negro no le queda nada mal con los acentos dorados. El naranja que salió un tiempo…este no sé. En fin, la estética es cosa de gustos. A mí me gusta. Punto.

El manejo en sí me encanta. La posición no tan extrema, el asiento ancho y acolchonado, la entrega de potencia en cualquier rango de velocidad, la simple presencia de la moto. Todo me encanta. Me puedo ver perfectamente bien encima de la Hayabusa devorando kilómetros de pavimento por días enteros. No es una moto ideal para la ciudad, pero tampoco se ve muy castigada en tráfico. Con la Hayabusa avanzo mejor entre los coches que con mi ancha vaca la BMW R1200GS, por ejemplo. Sin embargo, es en la carretera abierta donde está en su elemento y donde se disfruta al 100%.

¿Y lo del tablero y del freno? El tablero es solo un inconveniente temporal hasta que uno se acostumbra a saber la velocidad de acuerdo a la posición de la aguja. No lo veo el gran problema. El freno, en lo personal optaría por cambiar la bomba, escogiendo una de Brembo apta para carretera que viene con los contactos para la luz de freno y un diámetro incrementado. Estoy seguro que haría una diferencia como día y noche. Sí, se puede manejar así, lo hice al fin de cuentas. Solo que dejé buen espacio hacia adelante. La cosa sería un imprevisto (como un animal cruzando de la nada) que rápidamente se vuelve peligroso. El freno es algo que tiene solución y la moto lo vale.


El día de hoy disfruté mucho, gracias a la Hayabusa. Creo que eso dice todo. 


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