martes, 16 de noviembre de 2021

Tapalpa

 


El Moto Consejo de hoy es una simple recomendación de ruta. Cuando mi media naranja me dijo: "Este fin es puente." Contrapregunté: "¿A donde vamos?" Mencionó los ya muy recorridos pueblos de Mascota y Talpa de Allende, lo que me dejó de echar un vistazo al mapa para encontrar algo diferente. Mazamitla también ya hemos visitado en diferentes ocasiones. Valle de Juarez cerca de allí nos gustó mucho visitar mientras estábamos quedando en Mazamitla. Sin embargo, quise algún lugar nuevo. Ví Tapalpa en el mapa y recordé la única vez que lo visité cuando quedaba con amigos en Ajijic. Verifiqué en Google lo que ofrece Tapalpa y se me hizo una buena opción de pasar el puente. El Mesón de Ticuz me gustó por lo que me mostraba el mundo cibernético y mi pareja reservó el cuarto después de que le mandé el link para que lo conociera.

Empacamos maletas el Viernes para irnos temprano el Sábado. Como motociclista siempre trato de empacar lo menos posible para mantener el peso bajo sin que haga falta para estar cómodo. Esta vez si me pasé un poco olvidando algo que me hubiera hecho algunos momentos más cómodos. Pero bueno.

Pasadito de las 8:00 de la mañana salimos de Bahía de Banderas con rumbo a Mascota por la 544. El pavimento está en estado muy pasable, especialmente para una doble propósito. Las curvas siempre son divertidas, aunque en las mañanas siempre toca el sol de frente, lo que hace entrar a muchas curvas ciego por entrar a sombra. Así que el avance es algo más lento de lo querido y las curvas se disfrutan mucho menos. Sin embargo, los paisajes siempre relajan y compensan. La temperatura estaba ideal, fresca sin ser fría y así se rueda a gusto sin sudar ni temblar. 

A ambos nos gusta desayunar en Cafe Napoles en Mascota. Para mi, el café americano espresso es perfecto. Negro, fuerte, grande y caliente como me gusta. Hablando de café, eh. Hay suficiente variedad para todos los paladares. Unas frutas seguidos por huevos al gusto siempre caen bien. Baños limpios son un plus que se agradece en carretera.

Saliendo de Mascota seguimos la bien conocida carretera 70 hasta el crucero de Volcanes. Allí nos incorporamos a la 526 que según el mapa se convierte en la 533 de Volcanes en adelante, aunque no lo vi, ni de ida ni de vuelta. Me parece que sigue siendo la 526. Empieza con un tramo de curvas cerradas muy divertidas, seguido por tramos más rectos. En Ayutla llega uno a un retorno sin buena señalación. Por suerte seguí el flujo principal que lleva a dar vuelta a la izquierda. Pasando San Clemente, en San José de Ávila, damos vuelta a la izquierda, incorporándonos a la carretera 80. Luego, luego me paré en la primera gasolinera para estirarnos de los últimos 100km y para confirmar que vamos bien. Quedan 92km según GPS.

Seguimos la 80 hasta pasar la incorporación a la carretera de Chiquilistlán, un nombre que nunca podré recordar bien para su correcta pronunciación. Pasé la entrada a penas y pude retornar a unos 100m, gracias a que conecté el GPS de mi celular en la última parada. No hay letrero señalando Tapalpa del lado de donde venimos, solo del otro. Este tramo de carretera tiene bastantes baches y esquivé todas, menos uno. Justo cuando me atreví admirar el paisaje de un cerro rocoso, volté hacía adelante de nuevo solo para aflojar el cuerpo y pasar por medio del bache.

Llegando al lugar imposible de pronunciar sin leerlo, Chiquilistlán, luego luego se sube a la derecha. Allí sube uno los últimos 29km a Tapalpa. La mayor parte pasa uno por medio de bosque de pino por una carretera revirada de piedras ahogados en cemento. Algunos tramos parecen no ser terminados, porque las piedras sobresalen mucho. De hecho, vibra tanto todo que pensé que se me desarma la moto. 

Llegando a las famosas piedrotas, me paré para tomar unas fotos y al arrancar cambié mi suspensión de deportiva a confórt para que vibre menos todo el conjunto de moto, equipaje y pasajeros. Las piedrotas han inspirado la imaginación de muchos y hay teorías de cómo llegaron allí desde que un río los dejó hasta extraterrestres que los dejaron allí. Son enormes y en medio de la nada. Se veían personas caminando entre ellas y encima. Hay un puente entre algunas. Siguiendo el camino y pasando justo por donde es la entrada nos dimos cuenta de lo comercializado que está el lugar. No se cobra entrada, pidiendo solo una cooperación para mantenerlo limpio. Sin embargo se cobra estacionamiento y hay vendimia de todo. También se ofrecen recorridos a pie, en caballo y tirolesa. No nos apeteció pararnos para explorar. Demasiado turístico para nuestro gusto.

Además queríamos llegar, desempacar y explorar Tapalpa. Llegamos pasado las 2:00 de la tarde al Mesón de Ticuz, después de haber dado una vuelta innecesaria por el pueblo, gracias a que habia apagado el GPS en la parada en las piedrotas. La fachada del hotel es muy simple y no da mérito a lo acogedor que realmente es por dentro. Igual de cálido es el servicio. Si no hubiera insistido, no nos cobran hasta la salida. El patio interior con fuente es rodeado por los pasillos que llevan a los cuartos sobre los 2 pisos. Los pasillos contienen sillones, libreros y artefactos típicos de un mesón. Se siente como en casa. La ubicación es a unas cuadras del centro en una de las orillas, lo que le da mucha tranquilidad al lugar. El restaurante ofrece desayuno y cena bufete a la carta. Quiere decir que no te tienes que levantar y puedes pedir los platillos que gustes de la pequeña pero completa carta. El desayuno es de $180 pesos por persona y la cena de $130. El restaurante es abierto al público, así que aunque no estás hospedado allí, vale la pena ir, especialmente para desayunar. El cuarto es espacioso con mesas, bancos y closet abierto que da oportunidades más que suficientes para acomodar las cosas. El baño es renovado con toques modernos y vasto shampoo, jabón y crema corporal. 

En la noche me di cuenta de lo minimalista de mi equipaje, porque ni pijama traje. La desventaja de un hotel sobre una cabaña es no tener chimenea. Así que después de bañarte, corre a taparte y no sacas ningún dedo por debajo de la cobija, En la noche bajaba a 6°C y su servidor Europeo simplemente ya no está acostumbrado a esto. Bueno, en mi rancho natal a 6°C o menos no se siente, porque usamos calefacción en las casas. Sin chimenea ni pijama es otra cosa. En la madrugada me entraron ganas de ir al baño y estuve pensando mucho en simplemente mojar la cama o levantarme y correr el riesgo de una neumonía. Me arriesgué. 


Nosotros dejamos la moto hasta regresarnos después de 2 noches, recorriendo el pueblo a pie. Comparado con Mazamitla, no hay estacionamientos para motos en la plaza y el tráfico era algo denso por el puente. Un oficial de vialidad fácil se acaba un bloc de folios en un día. Vimos en una sola calle de banqueta amarilla un gran número de coches con folios. Realmente lo hicimos bien de recorrerlo a pie. Las subidas y bajadas de las calles angostas con el tráfico denso no hubieran sido divertidas. De distancia desde Puerto Vallarta o Bahía de Banderas a Tapalpa son como 80-90km menos que Mazamitla. 
Tapalpa si es muy pintoresco y nos gustó el poco tiempo que quedábamos. Creo que Mazamitla me gusta un poquito más, pero igual y falta familiarizarme más con Tapalpa aun. Siempre queda uno más a gusto donde ya conoce mejor. 
Cenamos en un restaurante en la plaza en el segundo piso y pedimos una mesa en el balcón para disfrutar la vista. Resultó ser un pequeño error, porque solo andaba en playera. Dejé mi chamarra en el hotel. El aire estaba helado y a penas terminamos de cenar nos retiramos. Casi sólo por calentarnos un momento entramos a una tienda de abarrotes en camino al hotel, comprando agua y algo para un posible antojo en la noche. 



Para el regreso había contemplado en un momento la ruta por el Grullo, Barra de Navidad, Perula, Tuito y entrar Vallarta por el lado de Mismaloya. Al final de cuentas nos regresábamos por donde mismo, simplemente por los espectaculares paisajes y una temperatura más fresca que en la costa. Además me daba flojera pensar en el tráfico de la carretera de Mismaloya a Vallarta, cruzar Vallarta con sus cientos de semáforos mal sincronizados y el tráfico de cualquier metropolitana a cualquier hora del día. También estaba planeado comer en un restaurante en Ixtapa antes de llegar a casa. Era la decisión correcta, porque disfrutamos el camino aun más que de ida. Es lo que importa. Hasta la próxima y 

Saludos en V

PD: Nos dimos cuenta que nos queda solo conocer un pueblo mágico en Jalisco, igual que un pueblo mágico en Nayarit. Seguramente se los contaré. 











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