En Diciembre del 2019 llevé mi KLR 650 al servicio a la agencia en Guadalajara. Más que nada por mantener la garantía, ya que de allí en adelante pienso hacerlo yo mismo. De cualquier manera, era buen pretexto para una rodada. Casi siempre escojo la ruta de Puerto Vallarta a Guadalajara por la libre que pasa por Mascota, Atenguillo, Mixtlán...etc. Me encanta el paisaje y la carretera con poco tráfico y muchas curvas.
En una parada de baño natural, ví que los cinchos que sostenían mi pequeña maletita en la parilla con camaras de repuesto y la póliza de seguro se habían soltado de un lado. Más bien estaban ya podridos por edad y se rompieron. Así que coloqué un pulpo (red) encima y verifiqué que las maletas laterales seguían bien amarradas.
algo suelto. Antes de salir del otro lado del pueblo me paré y verifiqué nuevamente mis maletas. Todo parecía bien amarrado. Qué raro. Bueno, seguí y no perdí la oportunidad de pararme en el mirador que se ubica a poca distancia de Mascota. Tiene un estacionamiento y una vista espectacular sobre cerros, valle y pueblo. Me encanta.
Al día siguiente agarré mis cosas, me despedí del hotel, fui a la agencia al servicio y de allí vine de regreso. Pensando en los horroríficos trámites para una nueva placa nació la esperanza de tal vez encontrar la placa de regreso. La esperanza creció y ciertamente se convirtió en mi obsesión. Me estaba convenciendo de que la voy a encontrar. Allí nace mi principal error.
Envés de disfrutar el viaje y concentrarme en el manejo, me distraí con mi tonta misión de encontrar la placa. Verificando la foto del mirador supe que allí aun tenía la placa. Entonces debe de haber caído entre el mirador y Zapopan. Así que manejé moviendo la cabeza casi constantemente de izquiera a derecha en búsqueda de mi placa. No saben la cantidad de latas de cerveza aplastadas que hay en las orillas de una carretera. Todas brillan en el sol como una placa de moto. Sin embargo, seguí con mi búsqueda poca inteligente. Entré más me acercaba a Mascota, más atención puse a las orillas.
No supe en donde lo pegué, si en la piedra o en las multiples capas de pavimento que subieron el nivel de la carretera unos 20cm encima de la cuneta. Bueno, seguí. 2 veces más me paré donde había un descanso para parar seguro. Volví a revisar la moto. No salió aceite y los amortiguadores tampoco chorreaban. Seguí rumbo a Mascota. Mi pie en ratos se entumeció y en otros sentí liquido que me hizo echar vistazos para ver si no sale sangre de mi bota. Todo se veía normal.
Tómenlo en cuenta al escoger botas, por favor. Se los digo de corazón. No saben cómo duele un hueso de dedo gordo estallado los primeros días, especialmente cuando aun tienes que recorrer 130km sin poder aplicar hielo para mantener la inflamación baja. Afortunadamente, en esta ocasión sanó bien.
El otro Moto Consejo es creo que más que obvio, pero allí va: ¡No te distraigas al manejar! Una placa perdida no la vas a encontrar. No sabes cómo rebota del pavimento y hasta donde vuela. Olvídalo, disfruta el viaje y enfrenta la burocracia. Te puedo asegurar que es más fácil tramitar el reemplazo de placa sin ferula.